Uso excesivo de pantallas en niños

Actualmente, las tecnologías están muy presentes en nuestro día a día, prácticamente en todas nuestras áreas de la vida (trabajo, entretenimiento, colegio…), por ello, cada vez el tiempo destinado a las pantallas es más prolongado.

¿A qué nos referimos con el tiempo de pantalla? Es el tiempo que pasamos delante de dispositivos como ordenadores, televisiones, videoconsolas, móviles y tablets. Este tiempo se ha asociado tanto a beneficios como perjuicios para la salud de niños y adolescentes.

Especialmente, los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo cerebral y es el momento en el que más conexiones se crean para potenciar nuevos aprendizajes. Las pantallas, generalmente, crean un ambiente pasivo, en los que el niño no suele necesitar más que mover el dedo sobre ésta para conseguir el objetivo. Esto podría suponer un inconveniente ya que el aprendizaje se potencia en contextos activos que requieran de mayor actividad por su parte como escalar, manipular, construir…

El niño busca, examina, explora de forma innata, lo que promueve su desarrollo, algo que las pantallas limitan. Por ejemplo, la falta de entrenamiento de todos los dedos y las manos podrían perjudicar o retrasar acciones como atarse los cordones de los zapatos.

Dispositivos como ordenadores, tablets y móviles resultan idóneos para la enseñanza de conocimientos concretos, pero en ocasiones no potencian las habilidades como la autorregulación, habilidades sociales, resolución de problemas, curiosidad, empatía, estabilidad emocional, etc. Para que el niño o niña adquiera estas habilidades es necesario que interaccione con su entorno, sus iguales, sus cuidadores y jugando de forma creativa.

Sin embargo, hay estudios que demuestran que jugar a algunos videojuegos pueden mejorar habilidades cognitivas (flexibilidad, procesamiento visual, memoria de trabajo…), el apoyo social, el compañerismo o la cooperación. Posiblemente influenciado a que en los videojuegos se requiere una participación activa y toma de decisiones por parte del niño.

En resumen, el tiempo en pantalla presenta algunos beneficios como se ha comentado y otros posibles perjuicios como comportamientos sedentarios, menor duración del sueño, interrupción de la interacción con sus familiares, iguales y entorno, problemas visuales asociados a la falta de luz natural o frustración al retirar el aparato. Por tanto, quizá la solución no sea eliminar su uso sino regular su tiempo y frecuencia.

En la próxima entrada de PAPODI, expondremos recomendaciones para evitar el uso excesivo de pantallas y propondremos algunas actividades alternativas.

Referencias

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