La empatía

Cuando los niños son muy pequeños piensan solo en sus emociones, en que están tristes, contentos o enfadados por una razón. Pero conforme van creciendo, van identificándose con las emociones de personajes de sus dibujos animados  preferidos o de aquellas personas cercanas a ellos. Eso quiere decir que empiezan a desarrollar la capacidad de la empatía.

¿Qué es la empatía?

La empatía se puede definir como:

  • la capacidad para vivenciar pensamientos y sentimientos de otros y reaccionando adecuadamente a ellos (García-García, González-Marqués, Maestú-Unturbe, 2011)
  • la destreza de captar los pensamientos y preocuparse por los sentimientos de otros (Extremera y Fernández-Berrocal, 2005; Fernández-Berrocal y Extremera, 2006)
  • la habilidad de reconocer al otro como similar y así comprender sus sentimientos y emitir una respuesta afectiva (López, Arán-Filippetti y Richaud, 2014)

Son definiciones muy similares, por lo que se podrían resumir como “leer la mente”de otras personas  y “ponerse en la piel del otro” para así reaccionar adecuadamente a sus intenciones y emociones.

La empatía es una forma de conectar entre las personas. Muestra a los niños que lo que están experimentado, es comprendido por el otro aunque no se conozca con total certeza lo que siente. Es importante que los niños sientan esta sensación para sentirse apoyados y así potenciar el conocimiento de ellos mismos y la capacidad de expresar sus necesidades.

¿Cuándo comienza el desarrollo cerebral de la empatía?

Consejos para desarrollar la empatía en niños

    • El adulto debe actuar como modelo empático. Para ello, escúchale y muéstrale cariño cuando tenga un problema o no se sienta bien.
    • Permitir la expresión de las emociones que sienta el niño en cada momento (tristeza, enfado…), sin juzgarles (por ejemplo, “deja de llorar por esa tontería” o “pareces un niño pequeño llorando así”) y expresar también las propias emociones
    • Plantear situaciones empáticas por medio de cuentos, películas, juegos o situaciones reales preguntando, “¿cómo te sentirías tú si…?”, “¿cómo le ayudarías?”
    • Explicar los motivos de por qué una persona actúa de una determinada manera, lo que contribuirá a que el niño se ponga en el lugar del otro.
    • Darle importancia a lo que cuente, dotándolo del tiempo necesario.


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Bibliografía

Extremera, N., y FernándezBerrocal, P., (2005). Inteligencia emocional percibida y diferencias individuales en el metaconocimiento de los estados emocionales: una revisión de los estudios con el TMMS. Ansiedad y Estrés, 11, 101-122.

Fernández-Berrocal, P. y Extremera, N. (2006). Emotional intelligence: a theoretical and empirical review of its first 15 years of history. Psicothema,18,7-12.

García-García, E., González-Marqués, J. y Maestú-Unturbe, F. (2011). Neuronas espejo y teoría de la mente en la explicación de la empatía. Ansiedad y estrés, 17(2-3), 265-279

Goleman, D. (1997). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.

Goleman, D. (2009). Introducción de Daniel Goleman. En Inteligencia emocional infantil y juvenil: ejercicios para cultivar la fortaleza interior en niños y jóvenes. Madrid: Aguilar.

Palacios, J., González, M. M. y Padilla, M. L. (2009). Conocimiento social y desarrollo de normas y valores entre los 2 y los 6 años. Psicología evolutiva, 2, 283-304. Madrid: Alianza

López, M. B., Filippetti, V. A. & Richaud, M. C. (2014). Empatía: desde la percepción automática hasta los procesos controlados. Avances en Psicología Latinoamericana, 32(1), 37-51.

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