En marzo de 2019, Alberto Cruz cumplirá siete años como monitor en el Centro de Día de Aspace Jaén, un trabajo que le llena en su día a día, y tal como él mismo destaca, gracias también al resto de sus compañeros.
Aspace Jaén: ¿Qué te ha llevado a dedicarte a esta profesión?
En un principio no era mi idea cuando empecé a estudiar magisterio de educación física, pero por suerte y de casualidad empecé a trabajar aquí. Después de ver a los usuarios y comenzar a tratar con ellos, no pienso en otra cosa que en poder disfrutar de ellos y poder ayudarles en todo lo posible a sus familias, pero sobre todo a ellos.
A.J.: ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu profesión dentro del Centro de Día?
Lo mejor es verlos reír, verlos disfrutar con diferentes actividades que no han realizado nunca. Recibir su cariño, ayudarlos a mejorar en todos los aspectos de su vida, hacerlos más autónomos, estar con ellos al fin y al cabo.
Lo peor, verlos sufrir, en algunos casos no saber lo que le pasan o duele, y como a cualquiera, el miedo a perderlos, que aunque no son familia de sangre al pasar tantas horas con ellos, es como si lo fueran.
A.J.: ¿A qué se dedica Alberto Cruz en Aspace Jaén?
En teoría al ser el monitor del Centro de Día doy clases de diferentes áreas y según el nivel de cada uno, pero en Aspace Jaén e imagino que como en muchas otras asociaciones de este tipo, se trabaja en todo y uno está disponible para lo que se necesite.
Así que cuando hace falta hago de conductor, de auxiliar de transporte, ayudo en el comedor, en los cambios higiénicos., ect. Nos tenemos que ayudar entre todos los compañeros para que a los usuarios no le falte de nada o lo menos posible.
A.J.: Antes de entrar en Aspace Jaén ¿Qué sabías de la parálisis cerebral? ¿Habías trabajado antes con usuarios con parálisis?
Antes de entrar solo sabía lo que era la parálisis cerebral como definición, la teoría, pero después de tanto tiempo es mucho más complejo que una simple definición, donde hay un abanico de personas que engloban este mundo.
A.J.: ¿Cómo es un día normal en el Centro de Día?
Un día normal en el Centro de Día, es recoger a los usuarios, llevarles al Centro, comunicarse entre ellos cada uno a su manera, para decirse como están, saludarse y comentar lo que hicieron el día anterior o el fin de semana.
Posteriormente, deciden si ir al taller de manualidades, pintura, chapas, tazas, o quedarse en clase realizando actividades de diferentes áreas (lógica-matemática, lenguaje, cognitiva,…), mientras algunos reciben su tratamiento de fisioterapia, psicología, hidroterapia o musicoterapia.
Después pasamos al comedor y terminamos con el descanso o siesta. Por supuesto van al balo tanto por la mañana como después de comer, para hacer sus necesidades, limpiarse los dientes y vuelta a su casa.
A.J.: ¿Qué destacarías del Centro de Día?
Destaco los pedazos de profesionales que trabajan, no solo como trabajadores sino como personas, pero sobre todo a los usuarios, por que sin ellos y por desgracia para ellos, no existiríamos (ojalá fuera así).
También destaco las instalaciones que tenemos que hacen que nuestro trabajo sea más sencillo y nos lo faciliten.
A.J.: El año pasado el Centro de Día recibió el certificado de calidad. Tú como trabajador en el Centro de Día ¿Qué supone este reconocimiento?
Supone una gratificación enorme y un gran orgullo, porque esto supone que las cosas se están realizando bien, y mucho mérito de ello lo tienen Paco Ortega (coordinador del Centro de Día y fisioterapeuta) y Sara Peñas (Terapeuta Ocupacional), que han sido los verdaderos artífices de hacerlo posible.
A.J.: ¿Qué significan para ti los usuarios del Centro de Día de Aspace Jaén?
Son un espejo donde mirarte, donde no hace falta tener mucho para ser feliz, donde nunca se bajan los brazos y no se para de luchar y que con su ternura e inocencia hacen que uno vea la vida de otra manera y que ciertos problemas dejen de ser problemas.
A.J.: ¿Qué momento recuerdas como el mejor desde que estás en Aspace Jaén?
El mejor momento fue mis primeras vacaciones con ellos, donde solo llevaba tres meses e iba con miedo al tener que estar las 24 horas con un usuario y dormir con él, sin saber lo que me podía encontrar y terminar con una sonrisa de oreja a oreja, lleno de felicidad y satisfacción viéndolos tan felices, viéndolos bañándose en la playa, bailando en la discoteca del hotel, estando con ellos en sitios que algunos nunca van o nunca habían ido y darte cuenta que las preocupaciones que tenía yo eran tonterías.
Hasta ese momento no había sabido disfrutar de la vida, de saborearla, y que gracias a cada uno de ellos soy más fuerte, que nunca bajo los brazos y que las cosas con trabajo e ilusión se consiguen y si no acabas con la cabeza alta de haberlo dado todo, así que fíjate que momento o momentos más buenos me traje de una simple semana.