Un servicio diferente. Ese es el gran reto en el que Aspace se embarca para ofrecer a sus usuarios nuevas herramientas y fórmulas de seguir en la asociación una vez cierran su etapa escolar y se enfrentan al principio de su edad adulta. A través de un análisis, la organización y sus profesionales comprendieron que era necesario que el colectivo pudiese seguir desarrollando sus habilidades. “Talleres para la autonomía personal” nace por tanto para que puedan desarrollar habilidades que les ayuden en el desempeño de sus actividades prelaborales y que les permitan fomentar el desarrollo de actividades básicas e instrumentales dentro de su vida diaria a través de las cuales podrán tener un mayor grado de autonomía. Son dos los talleres enmarcados en esta iniciativa que está apoyada con la ayuda de CaixaBank y del Grupo Avanza para que estos usuarios puedan seguir aprendiendo.
“Son talleres necesarios porque hasta ahora es verdad que los chicos que empezaron con la asociación hace años, están ahora terminando la etapa educativa y no encuentran una alternativa, por sus características, y no hay o existe ningún centro o sitio adaptado a ellos para tener un trabajo o una ocupación y tener un desarrollo. Por eso vimos con el equipo profesional cuales eran las actividades más adecuadas para ellos”, explica José Ramón González, gerente de Aspace Jaén.
Un proyecto que arrancó a primeros de 2017 con una serie de visitas a otros centros parecidos con este tipo de actividades. Los talleres se centran en la serigrafía y la creación de chapas y otro de cultivo en un huerto que está dentro de las instalaciones de la asociación. Con ambos proyectos, Aspace quiere potenciar sus servicios a estos usuarios y lograr seguir vinculados con ellos una vez termina la etapa escolar y comienza otra de gran importancia como es la vida adulta, en la que se enfrentan a nuevos retos en la sociedad y que podrán hacerlo de la mano de la asociación y con la posibilidad de aprender técnicas que les ayude a desenvolverse dentro del mundo profesional. “Buscamos otra actividad para estos usuarios que tienen opciones de realizar tareas ocupacionales o prelaborales y es una forma de darles una oportunidad para que puedan desarrollarla”, señala el gerente de Aspace.
De esta manera, los jóvenes tienen la posibilidad de obtener un aprendizaje y seguir potenciando su contacto con la organización, a la vez que desarrollan sus capacidades dentro de un entorno nuevo y diferente para ellos.
“Vimos la necesidad de hacerlo ya que había una etapa y un tipo de usuarios al que no estamos dando la cobertura y no aprovechan las capacidades que pueden desarrollar en otros aspectos. Quisimos sacar un servicio diferente para ellos. A través de talleres les damos cobertura a un tipo de niños que acaban su etapa escolar y que no saben a que servicio dirigirse, igual no necesitan la asistencia como para ir a un centro de día o no encuentran un servicio que les motive. Esos usuarios que salen de la escolarización y quieren hacer actividades que estén enfocadas en adquirir herramientas prelaborales”, señala Sara Peñas, terapeuta ocupacional del centro y corresponsable del proyecto.
Tras un trabajo que arrancó hace más de un año, ahora Sara Peñas puede empezar a comprobar los resultados de estos talleres, sobre todo el de serigrafía, que va más avanzado, mientras que el invernadero está ya abierto y los chicos comienzan a hacerse a los materiales y las labores que tienen que realizar para una vez llegue el 2019, puedan trabajar a pleno rendimiento dentro de una nueva actividad que les permita ampliar sus conocimientos y que todo el proyecto siga su curso.
“Ahora mismo es difícil. Ellos están súper contentos, les ha encantado, es algo nuevo, un ambiente novedoso, un espacio fuera, con mucha luz, trabajando con plantas, pero hasta no trabajar al 100% no sabemos si cumple todas las expectativas. Desde luego las primeras sensaciones son muy buenas”, apunta la terapeuta ocupacional de Aspace. Y es que uno de los objetivos de la asociación es cumplir las expectativas y necesidades de sus usuarios conociendo sus motivaciones, preferencias y capacidades funcionales.
Este modelo de servicio se basa en el trabajo en equipo, reforzando el sentimiento de pertenencia al grupo y que permite que se desarrollen los roles personales ya que se busca potenciar y ampliar las redes sociales y comunicativas de los usuarios que forman parte de estos talleres ocupacionales.
Este enfoque pretende conseguir que los jóvenes obtengan otros beneficios colaterales que les ayuden tanto a un nivel funcional como en la formación del autoconcepto, la autoestima y la mejora en la calidad de vida.
“Ellos están encantados. Llevaban tiempo queriendo hacer actividades de este tipo y que les permitiesen adquirir habilidades a un nivel curricular y encima de una forma que es completamente diferente, ya que el ambiente es mucho más distendido, intentamos siempre fomentar la motivación de cada uno de ellos atendiendo a sus predilecciones. Hemos notado también un cambio a nivel de autoestima y autoconcepto. Ellos mismos han visto que son capaces de hacer muchas cosas que antes creían que no eran así”, señala Sara Peñas al relatar los trabajos que realizan los usuarios dentro del taller de serigrafía. Ambas actividades han nacido con el objetivo de que los jóvenes encuentren formas de seguir manteniendo sus lazos con Aspace y aprender nuevas técnicas que entran de lleno en su nueva etapa vital, la de la vida adulta.